Los dones y la llamada de Dios son irrevocables. Vosotros (judíos), en otro tiempo, erais rebeldes a Dios; pero ahora, al rebelarse ellos (paganos), habéis obtenido misericordia.
Así también ellos, que ahora son rebeldes, con ocasión de la misericordia obtenida por vosotros, alcanzarán misericordia.
Pues Dios nos encerró a todos en la rebeldía para tener misericordia de todos. ¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos!
¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él le devuelva? Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos. Amén.
SALMO 68,30-31.33-34.36-37
Que me escuche, Señor, tu gran bondad.
Yo soy un pobre malherido; Dios mío, tu salvación me levante. Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias.
Miradlo, los humildes, y alegraos, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos.
El Señor salvará a Sión, reconstruirá las ciudades de Judá, y las habitarán en posesión. La estirpe de sus siervos la heredará,los que aman su nombre vivirán en ella.
Aclamación antes del Evangelio: Jn 8, 31b-32
Si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos y conoceréis la verdad -dice el Señor.
EVANGELIO: Lucas 14,12-14
En aquel tiempo, dijo Jesús a uno de los principales fariseos que lo había invitado:
«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.»
Dar y darnos aunque no veamos fruto ni correspondencia
P. Francisco Fernández Carvajal
Jesús había sido invitado a comer por uno de los fariseos importantes del lugar1 y, una vez más, utiliza la imagen del banquete para transmitirnos una enseñanza importante sobre aquello que hemos de hacer por los demás y el modo de llevarlo a cabo.
Dirigiéndose al que le había invitado, dijo el Señor: Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos, no sea que también ellos te devuelvan la invitación y te sirva de recompensa.
Por el contrario, indica Jesús enseguida a quiénes se ha de invitar: a los pobres, a los tullidos y cojos, a los ciegos… Y da la razón de esta elección: serás bienaventurado, porque no tienen para corresponderte; se te recompensará en la resurrección de los justos2.
Los amigos, los parientes, los vecinos ricos se verán obligados por nuestra invitación a corresponder con otra, al menos de la misma categoría o mejor aún. Lo invertido en la cena ha dado ya su fruto inmediato.
Esto puede ser una obra humana recta, incluso muy buena si hay rectitud de intención y los fines son nobles (amistad, apostolado, aunar lazos familiares…), pero, en sí misma, poco se diferencia de lo que pueden hacer los paganos.
Es manera humana de obrar: Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tendréis?, pues también los pecadores aman a quienes los aman. Y si hacéis el bien a quienes os hacen el bien, ¿qué mérito tendréis?, pues también los pecadores hacen lo mismo…3, dirá el Señor en otra ocasión.
La caridad del cristiano va más lejos, pues incluye y sobrepasa a la vez el plano de lo natural, de lo meramente humano: da por amor al Señor, y sin esperar nada a cambio. Los pobres, los mutilados… nada pueden devolver pues nada tienen.
Entonces es fácil ver a Cristo en los demás. La imagen del banquete no se reduce exclusivamente a los bienes materiales; es imagen de todo lo que el hombre puede ofrecer a otros: aprecio, alegría, optimismo, compañía, atención…
Se cuenta en la vida de San Martín que estando el Santo en sueños le pareció ver a Cristo vestido con la mitad de la capa de oficial romano que poco tiempo antes había dado a un pobre. Miró atentamente al Señor y reconoció su ropa.
Al mismo tiempo oyó que Jesús, con voz que nunca olvidaría, decía a los ángeles que le acompañaban: «Martín, que solo es catecúmeno, me ha cubierto con este vestido».
Y enseguida, el Santo recordó otras palabras de Jesús: Cuantas veces hicisteis eso a uno de mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis4. Esta visión llenó de aliento y de paz a Martín, y recibió enseguida el Bautismo5.
No debemos hacer el bien esperando en esta vida una recompensa, ni un fruto inmediato. Aquí debemos ser generosos (en el apostolado, en la limosna, en obras de misericordia…) sin esperar recibir nada por ello. La caridad no busca nada, la caridad no es ambiciosa6.
Dar, sembrar, darnos aunque no veamos fruto, ni correspondencia, ni agradecimiento, ni beneficio personal aparente alguno. El Señor nos enseña en esta parábola a dar liberalmente, sin calcular retribución alguna. Ya la tendremos con abundancia.
1 Cfr. Lc 14, 1. — 2Lc 14, 12-14. — 3Lc 6, 32. — 4Mt 25, 40. — 5 Cfr. P. Croiset, Año cristiano, Madrid 1846, vol IV, pp. 82-83. — 61 Cor13, 5.
Con ocasión del Jubileo del Mundo Educativo, el Santo Padre recibió en audiencia a los miembros de la Organización de Universidades Católicas de América Latina y el Caribe (ODUCAL).
Imagen referencial. / Crédito: Juan Encalada / Unsplash.
, Nov 2, 2025 / 14:13 pm (CNA).
Una iniciativa para cuidar la vida de las madres gestantes y los niños por nacer avanza actualmente en el Concejo de Bogotá (Colombia) y podría superar su segundo debate en los próximos días.
Imagen referencial de mujer en un cementerio. Cru00e9dito: RODNAE Productions - Pexels (imagen de uso libre).
, Nov 2, 2025 / 13:03 pm (CNA).
En el Día de los Fieles Difuntos, 2 de noviembre, las familias tienen la costumbre de visitar a sus seres queridos y amigos fallecidos en el cementerio para honrar su memoria y rezar por el descanso eterno de su alma.
El secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales estará en el país asiático del 3 al 8 de noviembre para fortalecer el compromiso común por la paz y la cooperación. Se reunirá con el presidente y el primer ministro, así como con las principales autoridades políticas y religiosas, y visitará los lugares de los atentados de Pascua de 2019.
Papa León XIV en desde el Cementerio del Verano en Roma. / Crédito: Daniel Ibáñez / EWTN
, Nov 2, 2025 / 12:11 pm (CNA).
Durante la Misa de conmemoración de todos los fieles difuntos, celebrada este domingo 2 de noviembre, el Papa León XIV invitó a los católicos a contemplar la muerte, “más que como un recuerdo del pasado, como una esperanza futura”.
Monitor: La vida consagrada en un presbiterio es la presencia sencilla de quienes, decididos a seguir radicalmente a Cristo, viviendo en comunidad los consejos evangélicos de pobreza, obediencia y castidad, se integran a la comunidad formada por los sacerdotes diocesanos de determinado territorio para compartir su amor por la misión y el compromiso con el pueblo de Dios. Juntos forman un equipo que enriquece la vida de la Iglesia con diferentes carismas y vocaciones.
En su Carta Encíclica Fratelli tutti, el Papa Francisco se dirigió a las personas, comunidades y obras que viven y llevan adelante en medio del mundo una especial consagración con estas palabras que bien nos vienen para iniciar este rezo del Santo Rosario en comunidad sacerdotal:
“He ahí un hermoso secreto para soñar y hacer de nuestra vida una hermosa aventura. Nadie puede pelear la vida aisladamente. Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mira hacia delante. ¡Qué importante es soñar juntos! Solos se corre el riesgo de tener espejismos, en los que ves lo que no hay; los sueños se construyen juntos» (No 1). Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos» (No 2).”
Vivimos como sacerdotes para acompañar y servir a un mundo herido, donde las tristezas y las angustias de nuestros feligreses, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son la herida que supura sin descanso, noche y día, más allá o másacá por los vaivenes de la política, la economía y la vida social. Nuestras comunidades parroquiales, colegios, casas de retiro y acogida, son espacios para el Cristo sediento, maltratado, abusado, extranjero, encarcelado, descartado.
A la luz del Evangelio, muchas de nuestras comunidades son el «Buen samaritano» del Tercer Milenio que no asume una visión ingenua de la vida, sino que con caridad pastoral en cada acción de escucha, de bondad y de cercanía, sacia la sed con el agua viva de la misericordia.
Recemos este rosario juntos, sacerdotes diocesanos y religiosos, pidiendo a María Santísima que nos alcance de su Hijo Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, lo que la misericordia debe ser, ayudando, desde nuestra trinchera, a sanar algunas heridas, las más que podamos.
Oraciones iniciales.-
Guía: Por la señal de la Santa Cruz...
Guía: Yo confieso, ante Dios...
Guía: Señor, abre mis labios.
Todos: Y mi boca proclamará tu alabanza.
Guía: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Todos: Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Guía. Hoy rezamos los misterios gloriosos.
El Papa Francisco nos dice: “Todos somos conscientes de la transformación multicultural por la que atravesamos (…). De ahí la importancia de que los consagrados estén insertos con Jesús, en la vida, en el corazón de estas grandes transformaciones. (…) Poner a Jesús en medio de su pueblo es tener un corazón contemplativo capaz de discernir cómo Dios va caminando por las calles de nuestras ciudades, de nuestros pueblos, en nuestros barrios. Poner a Jesús en medio de su pueblo, es asumir y querer ayudar a cargar la cruz de nuestros hermanos. Es querer tocar las llagas de Jesús en las llagas del mundo, que está herido y anhela, y pide resucitar. Ponernos con Jesús en medio de su pueblo. No como voluntaristas de la fe, sino como hombres que somos continuamente perdonados, hombres ungidos en el bautismo para compartir esa unción y el consuelo de Dios con los demás”. (Papa Francisco Homilía 2 febrero 2017).
1° Misterio: La Resurrección de Jesucristo.
- Pidamos a la Virgen que los sacerdotes diocesanos y religiosos, con nuestra alegría
y esperanza, demos testimonio de Cristo resucitado.
2° Misterio: La Ascensión del Señor al cielo.
- Oremos para que los jóvenes de hoy busquen el sentido de la vida y la verdadera
felicidad, que es Dios revelado en Jesucristo y para que nosotros, como sacerdotes, les acompañemos en su toma de decisiones.
3° Misterio: La venida del Espíritu Santo.
- Pidamos a la Virgen que cuide de los que se preparan en los seminarios y casas de formación para ser apóstoles de su Hijo como sacerdotes, y reciban con abundancia los dones del Espíritu Santo.
4° Misterio: La Asunción de María al cielo en cuerpo y alma a los cielos.
- Roguemos a María que nuestros hermanos sacerdotes en dificultades no pierdan la esperanza.
5° Misterio: La Coronación de María como Reina de todo lo creado.
- Pidamos a María para que todos sacerdotes diocesanos y religiosos
colaboremos en la construcción del Reino de Dios, cada cual según su propio carisma.
Oraciones finales.-
Animador: Dios te Salve Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas, ¡Ea! Pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre, ¡Oh Clemente! ¡Oh Piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de
alcanzar las divinas gracias y promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amen.
Letanías.
Animador: Señor, ten piedad.
Todos: Señor, ten piedad.
Animador: Cristo, ten piedad.
Todos: Cristo, ten piedad.
Animador: Señor, ten piedad.
Todos: Señor, ten piedad.
Animador: Cristo, óyenos
Todos: Cristo, óyenos
Animador: Cristo, escúchanos
Todos: Cristo, escúchanos
Animador: Padre celestial, que eres Dios
Todos: Ten piedad de nosotros.
(A cada una de las siguientes letanías respondemos: Ruega por nosotros)
Santa María, Madre de Dios,
Madre de Jesucristo,
Esposa de Dios, Espíritu Santo,
Madre del sí a Dios,
Madre de la esperanza,
Madre del Amor,
Madre dócil a la Palabra,
Madre de la luz,
Madre de la Iglesia,
Madre modelo a seguir,
Madre de los sacerdotes,
Madre de los jóvenes,
Madre generosa,
Madre de la bondad,
Virgen de la escucha,
Virgen fiel,
Vasija del amor de Dios,
Arcilla que se deja moldear,
Creyente fiel,
Reina de la fe,
Semilla de esperanza,
Estrella de salvación,
Esclava de Dios,
Roca de la fe,
Modelo de entrega a Dios,
Portadora del Evangelio,
Ideal de Santidad,
Templo del Espíritu Santo,
Reina y Madre de las y los consagrados
- Animador: Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
Todos: Óyenos Señor.
- Animador: Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
Todos: Perdónanos Señor.
- Animador: Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
Todos: Ten piedad y misericordia de nosotros.
- Animador: Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas que te dirigimos ante nuestras necesidades: antes bien, líbranos de todos los peligros, ¡Virgen gloriosa y bendita! Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
- Animador: Oh Dios, cuyo Unigénito Hijo, con su vida, muerte y resurrección, nos alcanzó el premio de la vida eterna: concédenos a quienes recordamos estos misterios del Santo Rosario, imitar lo que contienen y alcanzar lo que prometen. Poel mismo Jesucristo nuestro Señor. Todos: Amén.
En este marco el Año Jubilar marcado por la «esperanza que no defrauda» (Rm 5,5), quiero traer a la memoria una pequeña frase que el Papa Benedicto XVI, de feliz memoria, compartió en una audiencia que, en el año 2011 coincidió con el día de Todos los Fieles Difuntos que hoy celebramos: «Ante la muerte, solo Dios Amor le ofrece al ser humano la esperanza en la eternidad». ¡Cuánto ha olvidado el hombre de nuestros tiempos que hay una eternidad que nos espera! La inmensa mayoría más bien se pregunta: ¿Por qué hay que morir, si desde lo hondo de nuestro ser algo nos dice que estamos hechos para vivir? Sin embargo, la realidad es que fuimos creados para la eternidad. Hay un versículo en la Biblia, en concreto en el libro del Eclesiastés que dice refiriéndose a Dios: «Ha puesto eternidad en el corazón de ellos» (Ecl 3,11). Cuando se escribe el versículo, el pueblo de Israel ya había superado su etapa nómada, ya tenían un reino y un palacio, guardias imperiales, artilugios de lujo y de poder, confeccionaban herramientas sofisticadas y habían adoptado los sistemas de escritura de los pueblos de su entorno para dejar constancia de los hechos de su historia y aún así, continuaba en el corazón el anhelo del Eterno.
La acumulación del pecado en el corazón del ser humano en un tiempo impregnado de un relativismo impresionante, va llevando a gran parte de la sociedad a puntos insostenibles de desorden. Nos queda poco de aquellos primeros creyentes que, ante la muerte, recitaban su historia a viva voz recordando a los seres queridos que había partido rumbo a la eternidad, sus enseñanzas, sus recuerdos, sus anhelos, sus esperanzas. Hoy, en cambio, abrimos la Wikipedia cuando queremos saber algo. Sin embargo, esa idea de eternidad sigue dentro de muchos de nosotros y de manera sutil, casi siempre, se convierte en un motor de nuestras vidas. Incluso en las vidas de los que no pueden vivir más alejados de Dios. La necesidad de trascender, de que algo nuestro perdure incluso más allá de nuestra existencia terrena, siempre está presente, como una llamada de atención ineludible. Creo que a todos se nos ha pasado alguna vez por la cabeza este versículo del Eclesiastés que hoy traigo a colación y que no forma parte de la liturgia de la palabra del día, pero que me lleva a la segunda lectura de este domingo que declara: Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. (Flp 3,20-21). Ayer para mí fue un día difícil, como puede serlo hoy, ayer o mañana para cualquiera de nosotros, porque... ¿quién no ha tenido un día así? Yo creo que cuando los días son arduos, pesados, espesos, es bueno dirigir la mirada hacia la eternidad y dar gracias de que nuestra vida se va gastando día a día sin detenerse a pesar de los sentimientos de impotencia y pena que se puedan atravesar. La vida, en el fondo, es hermosa para todos porque es un camino hacia la eternidad. Ahí están los poetas de tantas naciones cantando en medio a veces del sufrimiento y del dolor, la fugacidad de la vida, o los grandes artistas tratando de dejar una obra inmortal para la posteridad, o sencillamente los padres queriendo perpetuarse en sus hijos más queridos.
El hombre moderno no cree en la eternidad, y por eso mismo se esfuerza por eternizar un tiempo privilegiado de su vida actual. No es difícil ver cómo el horror al envejecimiento y el deseo de agarrarse a la juventud llevan a veces a comportamientos cercanos al ridículo que evidencian un terrible miedo a la muerte. El Evangelio de hoy (Jn 11,17-27) nos invita a pensar en el Resucitado; Cristo, que es verdadero Dios y verdadero hombre. Él nos dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre.» y nos pregunta: «¿Crees esto?». Hoy es un día para recordar a todos aquellos que han partido hacia la eternidad. No sabemos si ya llegaron o si van de camino, no sabemos ni siquiera si podrán llegar a contemplar el rostro de Dios, porque el juicio le toca solamente a Dios. Hemos de seguir alimentando en nuestro corazón de creyentes la sed de eternidad arraigando nuestras vidas en un Dios que vive para siempre y en un amor que es «más fuerte que la muerte» y que ha llevado a muchos, empezando por María Santísima al Cielo. ¡Que Cristo que llamó a nuestros difuntos, los haya recibido y que el coro de los ángeles los introduzca en el Cielo!
Celebramos en la Iglesia universal —católica— el día de «Todos los Santos», una fiesta cuyos orígenes concretos son inciertos, pero sus inicios se remontan al año 313, en el que se promulgó el Edicto de Milán, a través del cual se legitimó el cristianismo en el Imperio Romano. En aquellos años en casi todas partes tenía lugar el 13 de mayo y en otras partes el primer domingo después de Pentecostés. La fecha del 1 de noviembre, según algunos relatos, tiene su origen en que el papa Gregorio III (731-741) dedicó ese día una capilla en la Basílica de San Pedro en honor de Todos los Santos, cosa que propició que esa fecha se convirtiera en la oficial para celebrar el día en Roma. Años más tarde el Papa Gregorio IV (827-844) declaró oficialmente en el año 835 el 1 de noviembre como Fiesta de Todos los Santos para recordar a todos aquellos que han trabajado, no sin fatiga, y a veces pagando con el precio de la vida, por la construcción del Reino de Dios, es decir, por la edificación de una nueva civilización donde reinen el amor, la justicia, la verdad, la fraternidad y la libertad de los hijos de Dios en la concordia y la paz.
Este día marca una fecha maravillosa para que todos los cristianos vivamos la alegría de redescubrir la grandeza de nuestra fe contemplando a todos nuestros hermanos, que ahora están junto a Dios y que se interesaron de todo lo que se les confió en la vida, lo hicieron objeto de un diálogo continuo con Dios y ahora interceden por nosotros allá en el cielo. Celebrar a los santos y santas, reconocidos y anónimos, de la Iglesia, pueblo de Dios, es adentrarnos en la vida en clave del kairós —tiempo oportuno para actuar—, sabiéndonos sostenidos, en nuestra entrega frágil y limitada, por la gracia de Aquel cuya llamada y don son irrevocables. La segunda lectura de la Misa de este día (1 Jn 3,1-3) me da la clave para reflexionar: Esta lectura se sitúa en el conocimiento de la inmensidad del amor de Dios por el cual nos llama hijos suyos y nos invita a ser «hermanos» que se quieren, que se respetan, que se aman en ese amor que viene de lo alto. Los santos no son santos «de chiripa» ni están prefabricados.
Vivir como hijos de Dios es un desafío de todo creyente que, la más de las veces, prefiere o tiende a situarse ante Dios como deudor o pecador y debe dar el paso a saberse «hijo» y «hermano». Al parecer, como lo he experimentado en estos días en que me toca estar en la misión de Michoacán, por un acontecimiento doloroso que se ha suscitado, veo cómo nos cuesta vivirnos como hijos y como hermanos, porque pensamos —como el caso del hijo mayor en la parábola del hijo pródigo— que tenemos derecho a todo solo «por no hacer nada malo» y no por amar más allá de los límites mundanos. Nos gana la arrogancia, la soberbia, la vanidad, la falta de fraternidad, la terquedad, la petulancia, la cerrazón, la falta de humildad, la prepotencia, la insolencia... ¿Cómo se puede ser santo así? Los verdaderos santos casi ni se perciben, caminan en la sencillez de vida en día a día del ser y quehacer de cosas ordinarias como María la humilde sierva de Nazareth. Que Ella y todos los santos intercedan para seguir edificando la Iglesia que sea irradiación de Cristo en el mundo. ¡Bendecido sábado, fiesta inmemorial de Todos los Santos!
Este Año Jubilar, marca para todos los miembros de nuestra Familia Inesiana, un imperativo a la hora de hablar como misioneros en nuestras distintas expresiones inesianas, del presente y el futuro de nuestro ser y quehacer. Este imperativo es «la esperanza». Imperativo que sintoniza perfectamente con lo que el lema de este año santo nos estampa en el corazón: «Peregrinos de Esperanza». Sí, no debemos olvidar que somos peregrinos y que este jubileo es una invitación a ser conscientes de ello. Vamos andando en este mundo en peregrinación, tanto física como espiritual, viviendo la fe en el camino y buscando acercarnos a Dios y a los demás en caridad. Pero somos peregrinos de esperanza. Y esta esperanza se entiende como la certeza del amor de Dios, la capacidad de superar las tribulaciones y de construir un futuro de paz y fraternidad que nos ha de llevar a metas altas de santidad, pasando por el mundo haciendo el bien como Cristo, que se encarnó para salvarnos (cf. Hb 10,38).
A todos los que estamos aquí, como hombres y mujeres de fe, nos consta que es mucho más lo que se puede alcanzar y lo que está por venir, que lo que nuestros ojos apenas pueden ver. El mundo en el que somos misioneros, necesita de esperanza; mucha más esperanza en lo que somos, en lo que hacemos y en lo que vivimos, recordando que somos hijos de un corazón sin fronteras que, hasta el último aliento de vida, se mantuvo inmerso en la esperanza.
Por encima de todas las pequeñas esperanzas que nos proponen las utopías y las diversas ideologías que en nuestra época van y vienen, los inesianos, a imitación de nuestra fundadora, ciframos nuestra esperanza en Dios, que es el único que nos puede salvar.
Es de todos conocido que el mundo actual, caracterizado por el auge del individualismo, el relativismo y un enfoque en lo material en el que la influencia y práctica del cristianismo han disminuido significativamente, resultando en un menor apego a los valores esenciales y a las sólidas enseñanzas, implicando un desplazamiento de lo religioso de la esfera pública a la privada, sufre una pérdida de referentes morales y un vacío espiritual.
La secularización ha hecho a un lado instituciones y aspectos de la vida que antes estaban vinculados a la religión al hacerlos ahora parte del ámbito civil, causando que la religión pierda su preeminencia pública.
Nos movemos, como ciudadanos de un mundo globalizado, en medio de una confusión de orden jerárquico de los valores morales. Sobre todo nuestros adultos jóvenes, los jóvenes y los adolescentes, experimentan una desorientación en los valores y principios básicos que antes eran proporcionados por la fe, lo que ha generado inseguridad y un vacío existencial. La dificultad de educar en la fe ha llevado, sobre todo a los niños, a aprender sus valores de fuentes alternativas como los teléfonos celulares y las redes sociales, en lugar de la familia.
El individualismo y el relativismo, que tanto denunció Benedicto XVI, de feliz memoria, en su brillante encíclica «Spe Salvi» han hecho que la tendencia de la vida de las personas se desplace hacia un individualismo que va degenerando en la «beatificación del antojo», donde todo se percibe como incierto y sin una validez única.
Por su parte, el predominio del materialismo, va marginando los valores espirituales y la presencia de Dios en la sociedad en favor de un enfoque centrado en lo material, lo que puede ser impulsado por los medios de comunicación y las lógicas del mercado. Si bien este concepto se aplica especialmente a Europa Occidental y a América, la descristianización coexiste con un leve crecimiento del cristianismo en algunas regiones, de África, el llamado «continente de la esperanza» y de Asia.
Para algunos, incluso gente cercana a nosotros, los misioneros pudiéramos parecer como simples entusiastas que cada mes de octubre celebran el mes de las misiones y nada más. Porque inclusive es triste ver que muchos, incluso consagrados, ya no quieren desinstalarse de este ámbito atractivo y comodón que la tecnología actual nos brinda en las grandes ciudades y que difícilmente llega a las pequeñas y alejadas comunidades a donde pocos quieren ir.
El Papa Benedicto XVI, el gran teólogo y misionero de los últimos tiempos, en esa obra maestra de la Esperanza que ya he mencionado: «Spes Salvi», afirma que «a lo largo de su existencia, el hombre tiene muchas esperanzas, más grandes o más pequeñas, diferentes según los periodos de su vida. A veces —dice el Papa— puede parecer que una de estas esperanzas lo llena totalmente y que no necesita de ninguna otra. En la juventud puede ser la esperanza del amor grande y satisfactorio; la esperanza de cierta posición en la profesión, de uno u otro éxito determinante para el resto de su vida» (Spe salvi, n. 30).
Esas esperanzas, sin embargo, no bastan, sobre todo porque los humanos, —aunque no todos sean hiperactivos como alguno que otro—, tenemos un corazón inquieto en el que muchos obstáculos impiden lograr lo que deseamos.
Nosotros, queridos hermanos, nos hemos dejado alcanzar por Cristo a imitación de Nuestra Madre fundadora. En Él tenemos un referente para no quedar atrapados en un simple optimismo de una reunión internacional que no deje eco en el corazón. Entre la esperanza cristiana y el optimismo hay una gran diferencia. ¡No son iguales! El optimismo pasa y la única y auténtica esperanza para todos los creyentes es la cruz de nuestro Señor Jesucristo que permanece y que nosotros hemos abrazado. Si es verdad que muchas diócesis, instituciones, familias misioneras, congregaciones — incluso muchas comunidades contemplativas—, están viviendo momentos difíciles, por la escasez de vocaciones y por falta de compromiso por parte de los seglares, hemos de reconocer y agradecer el don de la fidelidad, de la perseverancia y el espíritu de confianza en Dios que está presente en la Iglesia.
Solo en Dios podemos llegar a vislumbrar esa gran esperanza. Benedicto XVI nos lo dice: «Esta gran esperanza solo puede ser Dios, que abraza el universo y que nos puede proponer y dar lo que nosotros por sí solos no podemos alcanzar. De hecho, el ser agraciado por un don forma parte de la esperanza. Dios es el fundamento de la esperanza; pero no cualquier dios, sino el Dios que tiene un rostro humano y que nos ha amado hasta el extremo, a cada uno en particular y a la humanidad en su conjunto» (Spe salvi, n. 31)..
Cuando nuestra amada fundadora, la beata María Inés Teresa fundó la Familia Inesiana, con nuestras hermanas Misioneras Clarisas, pilares de lo que somos y hacemos, lo hizo llena de esperanza en un mundo que parecía muerto a la esperanza. La época estaba marcada principalmente por la Segunda Guerra Mundial, el Holocausto y las consecuencias de la Gran Depresión, incluyendo la pobreza y el desempleo que persistieron. Ataques aéreos, hambrunas, así como el inicio de la Guerra Fría y la amenaza de la energía atómica envolvían la faz e la tierra en la desesperanza. Es en ese tiempo en el que ella, llena de esperanza funda nuestra familia misionera.
Pero eso no es todo. Años antes, México sufrió también un tiempo marcado, para muchos, con desesperanza: la persecución cristera. Una época que se veía como interminable y parecía acabar con la fe de un pueblo que, cobijado por el manto de la Guadalupana, se debatía en la lucha cristera mientras que los templos estaban cerrados y las columnas de la vivencia de la fe, iban al exilio. Se estima que entre 250 mil y 300 mil personas murieron durante la Guerra Cristera (1926-1929). Solamente tres obispos permanecieron ocultos en el país: Pascual Orozco y Jiménez, José María González y Valencia y San Rafael Guizar y Valencia, que fue el único que pudo mantener un seminario oculto en la clandestinidad.
En medio de todo esto, la Beata María Inés Teresa, llena de esperanza, buscó la manera de responder al llamado que Dios le hacía para consagrar su vida como religiosa e ingresó a una comunidad de clarisas exiliada en Los Ángeles, California, en 1929. Su experiencia de persecución y exilio la llevó a mantener viva la esperanza para dedicarse a cumplir la voluntad de Dios con alegría, aún en medio del sufrimiento.
No me bastaría ni siquiera un día entero, para compartir con ustedes tantos testimonios y anécdotas de aquellas dos épocas de la vida de nuestra fundadora en los que la esperanza se hizo siempre presente. Aún conociéndome... ¡me dieron 20 minutos! A ver hasta dónde llego de esto que escribí.
Ciertamente no he venido aquí a dar una intrincada conferencia sobre la esperanza. Esa, con las catequesis y el tiempo de preparación a este magno encuentro, la tenemos clara. Vengo aquí a invitarles a no apartar nuestra mirada de la vida y e la obra de la beata María Inés para vivir como ella, no en el simple entusiasmo pasajero de algo que se consume como una llamarada de petate, sino en esperanza, en esa esperanza que, como dice San Pablo en la carta a los Romanos, no defrauda (Rm 5,5).
Somos esperanza en el mundo desde la normalidad de nuestra vida de familia con la fraternidad, el complemento de las diversas expresiones de nuestro carisma inesiano en los diferentes miembros en su forma de ser, la disponibilidad para la misión y viviendo la evangelización donde la Iglesia nos llama, compartiendo nuestra espiritualidad de sacerdotes, de consagrado(Florecillas de San Francisco no. 287; cf. Sal 33,23).
Nuestra Madre fundadora, fue una mujer que con convicción firme, esperó siempre en el Señor. En una carta colectiva escribe: «Alguien me dice que me promete confiar en Dios… contra toda esperanza ¡magnífico! es algo que me da tanta alegría. La confianza en Dios todo lo puede» (Carta colectiva de marzo 14 de 1963).
Las distintas esperanzas humanas, que inspiran las actividades diarias de todos los miembros de nuestra familia inesiana, corresponden, desde que el Señor estableció su reinado, al anhelo de felicidad que Dios ha puesto en el corazón de cada uno de nosotros que hemos sido llamados y confiamos en Dios (cf. Catecismo de la Iglesia Católica no. 1818). Dice Nuestra Madre: «La esperanza es una virtud obligatoria; radica en el espíritu, pero irradia en todo el ser» (Ejercicios Espirituales de 1933). Y por otra parte afirma: «La confianza en Dios es precisamente la esperanza, pues, como confiamos en él, esperamos lo que nos ha prometido» (Carta colectiva desde Roma el 4 de octubre de 1978). Ella recomienda en una carta: «Confiemos siempre en Dios, aun sobre toda esperanza y… triunfaremos en todo. El es infinitamente misericordioso» (Carta colectiva desde Cuernavaca el 21 de agosto de 1958).
Ante esto podemos preguntarnos en sintonía con Madre Inés: ¿Cuáles son mis esperanzas?, ¿a dónde tiende mi corazón misionero? «Dile a Cristo —escribe la beata María Inés— que, aunque toques y no te conteste, aunque pidas y no te dé, aunque busques y no encuentres, en él confías y que confías en él contra toda esperanza, y que aún cuando estuvieras sentado en sombras de muerte en él esperarías. Es esta esperanza, esta confianza lo que deleita su corazón» (Carta personal de 11 de noviembre de 1955).
Para terminar, quiero invitarles a contemplar con los ojos de la esperanza a la Santísima Virgen, vestida de Guadalupana que habló a nuestra madre fundadora y la llenó de esperanza ante una realidad que ella aún desconocía: «Si entra en los designios de Dios servirte de ti para las obras de apostolado...». Ella, hermanos, en ese entonces era una religiosa de clausura en el exilio... ¿qué podía hacer? Pensando en aquella escena, creo que todos podemos experimentar interiormente la serena certeza de que la esperanza cristiana, nuestra esperanza, es cierta. No es vano producto de una ilusión quimérica o la proyección ilusa de un ideal inalcanzable. Nuestra esperanza es cierta. Es, como dice la Carta a los Hebreos, ancla del alma, segura y firme (Hb 6,19). Segura y firme dice, es decir cierta.
Por tanto, no debemos olvidar que la Virgen santísima, nuestra patrona principal, María de Guadalupe, alma del alma de nuestra familia misionera, es modelo de nuestra esperanza. Y una esperanza cierta, sin la cual nuestra fe se convertiría en simple ideología y nuestra caridad en una solidaridad intrascendente. A fines del siglo XIX un poeta francés, Charles Péguy (Charles Pierre Péguy, también nconocido por sus seudónimos Pierre Deloire y Pierre Baudouin (7 de enero de 1873-5 de septiembre de 1914, fue un filósofo, poeta y ensayista francés, considerado uno de los principales escritores católicos modernos), decía: «La esperanza es la pequeña de la casa, insignificante en apariencia y que apenas cuenta, pero sin la cual ni la fe ni la caridad se sostendrían» (“El misterio de la santa infancia”. Es un largo poema que reflexiona sobre la fe. y la esperanza, y en el que la esperanza es representada como una niña pequeña e indispensable para la vida cristiana, según lo menciona un artículo en la página del sitio “Iglesia de Aragón”). Cerremos nuestra reflexión recordando que el Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que la esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo (Catecismo de la Iglesias Católica no. 1817). Eso es lo que hizo Madre Inés.
El Papa León XIV pronuncia su homilía en la Misa por los fieles difuntos en Roma. / Crédito: Daniel Ibáñez / EWTN News.
, Nov 2, 2025 / 10:30 am (CNA).
Este domingo, el Papa León XIV celebra la Misa de conmemoración de todos los fieles difuntos a la entrada del Cementerio del Verano, en Roma. En su homilía afirmó que la fe cristiana ayuda a vivir la memoria de los seres queridos “más que como un recuerdo del pasado, como una esperanza futura”.
En la solemne celebración de la conmemoración de todos los fieles difuntos en el Cementerio del Verano, el Papa León XIV ofreció una reflexión sobre la memoria, la esperanza y el amor cristiano, invitando a los fieles a mirar la muerte desde la perspectiva de la resurrección de Cristo. "La muerte no es un final, dijo, sino un paso hacia la vida eterna en el amor de Dios”
¿Es la inteligencia artificial la esperanza o el problema final para la especie humana? Esta pregunta inquietante y necesaria inspira este libro, una verdadera brújula para navegar tiempos desconcertantes, en los que los avances tecnológicos están reconfigurando como nunca las economías, las sociedades y la gobernanza en todo el mundo.
Papa León XIV desde la Plaza de San Pedro. / Crédito: Vatican Media
, Nov 2, 2025 / 09:40 am (CNA).
Durante el rezo del Ángelus, el Papa León XIV aseguró que el centro de las preocupaciones de Dios es que “nadie se pierda para siempre, que cada uno tenga su lugar y resplandezca en su unicidad”.
Tiene once años y medio, es de Dnipró, en el este del país, cerca de la línea del frente. Habla de sus sueños, pasiones y esperanzas: “Cuando tengo miedo, me abrazo a las personas y a las cosas más bonitas. Después de la guerra, nacerá un país mejor”.
En un clima de violencia constante, la hermana Paésie ayuda a cientos de niños a construir su futuro, lejos de las bandas criminales armadas que han tomado por asalto amplias zonas del territorio haitiano. Ella relata un día a día extremadamente complejo.
En el Ángelus de este domingo, conmemoración de todos los fieles difuntos, el Papa León XIV invitó a los fieles a contemplar la resurrección de Cristo como la gran esperanza que ilumina la vida y la muerte de cada persona.
En sus saludos después del rezo del Ángelus, el Papa León XIV expresó su profundo dolor por la violencia en Sudán, especialmente en El Fasher, y por los enfrentamientos recientes en Tanzania, haciendo un llamado urgente a la paz y al diálogo.
El prefecto del Dicasterio para la Comunicación agradece al fotógrafo que, desde el Servicio Fotográfico de L’Osservatore Romano —hoy Vatican Media—, ha retratado los pontificados desde Pablo VI hasta León XIV. Hoy, tras 48 años de servicio, se jubila. Transformó su cámara en un instrumento de comunión y fue los ojos de los Papas y del pueblo de Dios que se encontraba con la mirada del Sucesor de Pedro. “Gracias por enseñarle al mundo a ver la belleza de la Iglesia”.
Relatos estremecedores sobre las supuestas atrocidades cometidas por la milicia de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés) en la ciudad sudanesa de El Fasher y sus alrededores ponen de manifiesto una guerra en curso que ha causado decenas de miles de muertes y ha generado la mayor emergencia humanitaria del mundo.
Se utilizan las lecturas propuestas para los difuntos.
Primera Lectura Sabidurίa 3, 1-9
Las almas de los justos están en las manos de Dios
y no los alcanzará ningún tormento.
Los insensatos pensaban que los justos habían muerto,
que su salida de este mundo era una desgracia
y su salida de entre nosotros, una completa destrucción.
Pero los justos están en paz.
La gente pensaba que sus sufrimientos eran un castigo,
pero ellos esperaban confiadamente la inmortalidad.
Después de breves sufrimientos
recibirán una abundante recompensa,
pues Dios los puso a prueba
y los halló dignos de sí.
Los probó como oro en el crisol
y los aceptó como un holocausto agradable.
En el día del juicio brillarán los justos
como chispas que se propagan en un cañaveral.
Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos,
y el Señor reinará eternamente sobre ellos.
Los que confían en el Señor comprenderán la verdad
y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado,
porque Dios ama a sus elegidos y cuida de ellos.
Salmo Responsorial Salmo 22, 1-3. 4. 5. 6
R. (1) El Señor es mi pastor, nada me faltará. El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas. Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto. R. El Señor es mi pastor, nada me faltará. Así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me dan seguridad. R. El Señor es mi pastor, nada me faltará. Tú mismo preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes. R. El Señor es mi pastor, nada me faltará. Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término. R. El Señor es mi pastor, nada me faltará.
Segunda Lectura Romanos 5, 5-11
Hermanos: La esperanza no defrauda porque Dios ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que él mismo nos ha dado.
En efecto, cuando todavía no teníamos fuerzas para salir del pecado, Cristo murió por los pecadores en el tiempo señalado. Difícilmente habrá alguien que quiera morir por un justo, aunque puede haber alguno que esté dispuesto a morir por una persona sumamente buena. Y la prueba de que Dios nos ama está en que Cristo murió por nosotros, cuando aún éramos pecadores.
Con mayor razón, ahora que ya hemos sido justificados por su sangre, seremos salvados por él del castigo final. Porque, si cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él por la muerte de su Hijo, con mucho más razón, estando ya reconciliados, recibiremos la salvación participando de la vida de su Hijo. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.
O bien:
Romanos 6, 3-9
Hermanos: Todos los que hemos sido incorporados a Cristo Jesús por medio del bautismo, hemos sido incorporados a él en su muerte. En efecto, por el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, para que, así como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros llevemos una vida nueva.
Porque, si hemos estado íntimamente unidos a él por una muerte semejante a la suya, también lo estaremos en su resurrección. Sabemos que nuestro hombre viejo fue crucificado con Cristo, para que el cuerpo del pecado quedara destruido, a fin de que ya no sirvamos al pecado, pues el que ha muerto queda libre del pecado.
Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, estamos seguros de que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no morirá nunca. La muerte ya no tiene dominio sobre él.
Aclamación antes del Evangelio Mateo 25, 34
R. Aleluya, aleluya.
Vengan, benditos de mi Padre, dice el Señor;
tomen posesión del Reino preparado para ustedes
desde la creación del mundo.
R. Aleluya.
Evangelio Juan 6, 37-40
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí; y al que viene a mí yo no lo echaré fuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Y la voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día’’.
El Papa Francisco ha publicado hoy la Carta Apostólica en forma de motu proprio Ad theologiam promovendam, con la que reforma los estatutos de la Pontificia Academia de Teología, que pertenece al Dicasterio para la Cultura y la Educación de la Santa Sede.
Según el Santo Padre, la práctica de la teología en el futuro “no puede limitarse a volver a proponer abstractamente fórmulas y esquemas del pasado”, sino que está llamada a interpretar de manera profética el presente y a “discernir nuevos caminos para el futuro”.
En el documento, el Papa Francisco recuerda que —a lo largo de la historia— la Pontificia Academia de Teología ha encarnado constantemente “la exigencia de poner la teología al servicio de la Iglesia y del mundo”, modificando su estructura y ampliando sus objetivos cuando ha sido necesario.
“Después de casi cinco lustros, ha llegado el momento de revisar estas normas, para hacerlas más adecuadas a la misión que nuestro tiempo impone a la teología. A una Iglesia sinodal, misionera y ‘en salida’ sólo puede corresponder una teología ‘en salida'», escribe el Sucesor de Pedro.
En ese sentido, remarca que la reflexión teológica está llamada hoy a un cambio de rumbo y de paradigma, a una «valiente revolución cultural», que la comprometa a ser una ciencia que sepa “leer e interpretar el Evangelio” según el contexto y las diferentes realidades que viven los hombres actualmente.
Además, puntualiza la importancia de promover el diálogo entre diversas culturas y credos, en donde la teología juega un papel preponderante. Para el Papa Francisco, es tarea de la teología descubrir «la impronta trinitaria que hace del cosmos en el que vivimos ‘una red de relaciones’ en la que ‘es propio de todo ser viviente tender hacia otra cosa'».
Aunque no solo se refiere a un diálogo con el exterior, sino también “dentro de la comunidad eclesial” para promover la sinodalidad: «La sinodalidad eclesial compromete, pues, a los teólogos a hacer teología de forma sinodal, promoviendo entre ellos la capacidad de escuchar, dialogar, discernir e integrar la multiplicidad y variedad de instancias y aportaciones”, manifestó el Sumo Pontífice.
“Gracias a los nuevos Estatutos, la Pontificia Academia de Teología podrá así perseguir más fácilmente los objetivos que el tiempo actual requiere”, concluyó.
Andrés Henríquez es un escritor venezolano especializado en religión y política. Más de 5 años de experiencia en medios bilingües. Miembro de la Federación Regnum Christi.
A todos nos preocupa la muerte, sin embargo, para los cristianos no debe ser motivo de angustia y desesperación. A través de la muerte, el hombre consigue llegar a su fin último que es volver a Dios de quien procede. • Consejos para una celebración verdaderamente católica del Día de MuertosPadre Luis Fernando Valdés La
null / Conmemoración de todos los Fieles Difuntos, 2 de noviembre / ACI Prensa
, Nov 2, 2025 / 00:01 am (CNA).
Cada 2 de noviembre, la Iglesia Católica conmemora a todos los fieles difuntos. Es decir, a todos aquellos que han muerto, y que debieron comparecer ante Dios, su misericordia y su justicia. Recordamos a nuestros antepasados, amigos y familiares que nos han dejado, y para quienes abrigamos la esperanza del reencuentro definitivo con Dios.
Escena de la misa del 1 de noviembre de 2025 frente al centro de detención de Broadview en Chicago, donde activistas proinmigrantes denuncian que las autoridades federales maltratan inhumanamente a los detenidos. / Crédito: Kathleen Murphy/CNA.
, Nov 1, 2025 / 19:20 pm (CNA).
El Obispo José María García-Maldonado celebró una Misa el 1 de noviembre frente a las instalaciones de Broadview en Chicago, donde los defensores de la inmigración alegan que las autoridades federales tratan a los detenidos de manera inhumana
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.
Conmemoración de todos los fieles difuntos:
La santa Madre Iglesia, después de su solicitud para celebrar con las debidas alabanzas la dicha de todos sus hijos bienaventurados en el cielo, se interesa ante el Señor en favor de las almas de cuantos nos precedieron con el signo de la fe y duermen en la esperanza de la resurrección, y por todos los difuntos desde el principio del mundo, cuya fe solo Dios conoce, para que, purificados de toda mancha de pecado y asociados a los ciudadanos celestes, puedan gozar de la visión de la felicidad eterna.
Antífona de entrada: Rm 8, 11
Dios, que resucitó de entre los muertos a Jesús, vivificará también nuestros cuerpos mortales, por su Espíritu que habita en nosotros.
Oración colecta
Oh Dios, que resucitaste a tu Hijo para que, venciendo la muerte, entrara en tu reino, concede a tus siervos difuntos que, superada su condición mortal, puedan contemplarte para siempre como su Creador y Salvador. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA: Sabiduría 3, 1-9
La vida de los justos está en manos de Dios, y no los tocará el tormento.
La gente insensata pensaba que morían, consideraba su tránsito como una desgracia, y su partida de entre nosotros como una destrucción; pero ellos están en paz.
La gente pensaba que cumplían una pena, pero ellos esperaban de lleno la inmortalidad; sufrieron pequeños castigos, recibirán grandes favores, porque Dios los puso a prueba y los halló dignos de sí; los probó como oro en crisol, los recibió como sacrificio de holocausto; a la hora de la cuenta resplandecerán como chispas que prenden por un cañaveral; gobernarán naciones, someterán pueblos, y el Señor reinará sobre ellos eternamente.
Los que confían en él comprenderán la verdad, los fieles a su amor seguirán a su lado; porque quiere a sus devotos, se apiada de ellos y mira por sus elegidos.
SALMO 102, 8 y 10. 13-14. 15-16. 17-18
El Señor es compasivo y misericordioso.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas.
Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles; porque el conoce nuestra masa, se acuerda de que somos barro.
Los días del hombre duran lo que la hierba, florecen como la flor del campo, que el viento la roza, y ya no existe, su terreno no volverá a verla.
Pero la misericordia del Señor dura siempre, su justicia pasa de hijos a nietos: para los que guardan la alianza y recitan y cumplen sus mandatos.
SEGUNDA LECTURA: Tesalonicenses 4, 13-14. 17b-1
Hermanos, no queremos que ignoréis la suerte de los difuntos, para que no os aflijáis como los hombres sin esperanza.
Pues si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo, a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con el. Y así estaremos siempre con el Señor.
Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.
Aclamación antes del Evangelio: Jn 11, 25a. 26
Yo soy la resurrección y la vida -dice el Señor-; el que cree en mi no morirá para siempre.
EVANGELIO: Jn 11, 21-27
En aquel tiempo, dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.»
Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.»
Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del ultimo día.»
Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mi, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mi, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»
Ella le contestó: «Si, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.»
Antífona de comunión: Flp 3, 20-21
Aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestra condición humilde, según el modelo de su condición.
.
.
ENSEÑANZA DE MONS. ROBERT BARRON SOBRE LA CONDICIÓN ORIGINAL DEL HOMBRE Y LA ORACIÓN POR LOS HERMANOS DIFUNTOS. ¿QUE SENTIDO TIENE ORAR POR LOS DIFUNTOS? ¿QUÉ RELACIÓN PODEMOS TENER CON ELLOS A TRAVÉS DE LA ORACIÓN, POR EJEMPLO? REPASEMOS LO QUE DICE EL CATECISMO SOBRE LOS DIFUNTOS Y LA RELACIÓN QUE PODEMOS ESTABLECER CON ELLOS, PUES ESTÁN VIVOS, CREEMOS EN LA FE, YA SEA EN LA IGLESIA TRIUNFANTE DEL CIELO, YA SEA EN LA IGLESIA PURGANTE DEL PURGATORIO. UN ABRAZO Y FELIZ DÍA DE LA CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS AMÉN. ¡DALES, SEÑOR EL DESCANO ETERNO, Y BRILE PARA ELLOS LA LUZ PERPETUA! https://youtu.be/1x5AdQCw5-k
.
El decálogo del día de los difuntos Por Jesús de las Heras Muela
Recuerdo, oración, gratitud, esperanza y sabiduría son las claves para vivir cristianamente esta jornada.
El 2 de noviembre es el día de la conmemoración de los fieles difuntos. Nuestros cementerios y, sobre todo, nuestro recuerdo y nuestro corazón se llenan de la memoria, de la oración y la ofrenda agradecidas y emocionadas a nuestros familiares y amigos difuntos.
1.- El origen y expansión de esta conmemoración litúrgica es obra, al igual que sucede con la solemnidad del día de Todos los Santos, del celo y de la intuición pastoral de los monjes benedictinos de Cluny hace un milenio.
2.- La conmemoración litúrgica de los fieles difuntos es complementaria de la solemnidad de Todos los Santos. Nuestro destino, una vez atravesados con y por la gracia de Dios los caminos de la santidad, es el cielo, la vida para siempre. Y su inexcusable puerta es la desaparición física y terrena, la muerte.
3.- La muerte es, sin duda alguna, la realidad más dolorosa, más misteriosa y, a la vez, más insoslayable de la condición humana. Como afirmara un célebre filósofo alemán del siglo XX: «el hombre es un ser para la muerte». En la antigüedad clásica, los epicúreos habían acuñado otra frase similar: “Comamos y bebamos que mañana moriremos”.
4.- Sin embargo, desde la fe cristiana, el fatalismo y pesimismo de esta afirmación existencialista y real del filósofo Martin Heidegger y de la máxima epicúrea, se iluminan y se llenan de sentido. Dios, al encarnarse en Jesucristo, no sólo ha asumido la muerte como etapa necesaria de la existencia humana, sino que la ha transcendido, la ha vencido. Ha dado la respuesta que esperaban y siguen esperando los siglos y la humanidad entera a nuestra condición pasajera y caduca.
La muerte es dolorosa, sí, pero ya no es final del camino. No vivimos para morir, sino que la muerte es la llave de la vida eterna, el clamor más profundo y definitivo del hombre de todas las épocas, que lleva en lo más profundo de su corazón el anhelo de la inmortalidad.
5.- En el Evangelio y en todo el Nuevo Testamento, encontramos la luz y la respuesta a la muerte. Como el testimonio mismo de Jesucristo, muerto y resucitado por y para nosotros. Como el testimonio de los milagros que Jesús hizo devolviendo a la vida a algunas personas.
6.- Las vidas de los santos -de todos los santos: los conocidos y los anónimos, nuestros santos de los altares y del pueblo- y su presencia tan viva y tan real entre nosotros, a pesar de haber fallecido, corroboran este dogma central del cristianismo que es la resurrección de la carne y la vida del mundo futuro, a imagen de Jesucristo, muerto y resucitado.
7.- Por ello, el día de los Difuntos es ocasión para reflexionar sobre la vida, para hallar, siquiera en el corazón, su verdadera sabiduría y sentido, que son la sabiduría y el sentido del Dios que nos ama y nos salva y cuya gloria es la Vida del hombre.
8.- El día de los Difuntos es igualmente tiempo para recordar -volver a traer al corazón- la memoria de los difuntos de cada uno, de cada persona, de cada familia, y para dar gracias a Dios por ellos. Así comprobaremos cómo todavía viven, de algún modo, en nosotros mismos; para comprobar que somos lo que somos gracias, en alguna medida, a ellos; que ellos interceden desde el cielo por nosotros y cómo tienen aún tanto que enseñarnos y ayudarnos.
9.- Por eso también, el día de los Difuntos es ocasión asimismo para rezar por los difuntos. Escribía hace más de medio siglo el Papa Pío XII: “Oh misterio insondable que la salvación de unos dependa de las oraciones y voluntarias mortificaciones de otros”. La Palabra de Dios, ya desde el Antiguo Testamento, nos recuerda que “es bueno y necesario rezar por los difuntos para que encuentren su descanso eterno”.
10.- El día de los Difuntos es además una nueva y plástica catequesis sobre los llamados “novísimos”: muerte, juicio y eternidad. Nos recuerda el estadio intermedio a la gloria, al cielo: el purgatorio, y la necesidad de rezar por nuestros hermanos (“las ánimas del purgatorio”) allí presentes para que pronto purguen sus deficiencias y pasen al gozo eterno de la visión de Dios.
Meses antes de fallecer, en junio de 1991, ya muy visitado por la hermana enfermedad, el periodista, sacerdote, escritor y poeta José Luis Martín Descalzo, escribió, con jirones de su propio cuerpo y de su propia alma, estos versos bellísimos y tan cristianos sobre la muerte:
Vista desde nuestros cortos esquemas y criterios, la muerte es el mayor y más absurdo fracaso del hombre. Vista desde la fuerza de la Cruz, es la mayor victoria de Dios y nuestro mayor triunfo. Quizá aprendemos demasiado tarde a vivir de la mejor manera que se puede vivir, que es cara a Dios.
Nuestro Señor, en Getsemaní, sufrió en su humanidad la agonía indescriptible de ver cercana su muerte y sólo el amor oscuro al Padre y a tu salvación pudo sostenerle en la Cruz. No te extrañes, pues, de que te cueste mirar cara a cara a tu hermana muerte.
Pídele con fuerza a tu Madre eso que tantas veces le has dicho en tus oraciones: “Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte”. Encomiéndale a san José los últimos trabajos del alma y del cuerpo en esta vida, a él que tuvo la dicha de morir acompañado de María y de Jesús.
Y no dejes pasar uno sólo de tus días sin ofrecer tu oración por nuestros hermanos difuntos, que tanto necesitan de la oración de toda la Iglesia. Contempla en ellos cómo, tarde o temprano, llega el fin de todas las cosas. ¿Qué te llevarás, entonces, de esta vida, si sólo tú y tu amor podrás mostrar a Dios en tus manos vacías?
El Arzobispo de San Luis Potosí (México), Mons. Jorge Alberto Cavazos Arizpe / Crédito: Iglesia Potosina.
, Nov 1, 2025 / 17:01 pm (CNA).
El Arzobispo de San Luis Potosí (México), Mons. Jorge Alberto Cavazos Arizpe, invitó a vivir con mucha fe este “bonito mes” de noviembre, que comienza este sábado con la Solemnidad de Todos los Santos y termina con el día de San Andrés el día 30.
El Santuario del Niño Jesús de Isnotú, el pueblo natal de San José Gregorio y donde se realizó la Misa este sábado 1 de noviembre. / Crédito: Cortesía del Santuario de Isnotú.
, Nov 1, 2025 / 15:25 pm (CNA).
La Iglesia Católica en Venezuela continúa celebrando la canonización de los primeros santos del país, Santa Carmen Rendiles y San José Gregorio Hernández
San Antonio de Padua. / Crédito: Frailes de la Basílica San Antonio di Padova (Italia).
, Nov 1, 2025 / 12:15 pm (CNA).
Los franciscanos de la Basílica de San Antonio de Padua (Italia) ofrecen la oportunidad de encender una vela y orar por tus seres queridos fallecidos, en ocasión del Día de los Fieles Difuntos este 2 de noviembre.
El Jubileo del Mundo de la Educación contó con la presencia del presidente de ODUCAL, el Padre Anderson Pedroso. En conversación con Vatican News, el sacerdote jesuita destacó el encuentro con el Papa León XIV, donde más de 100 rectores debatieron sobre el papel de las universidades católicas como servicio a la Iglesia y a la sociedad. “El Papa enfatizó la importancia de la educación integral y el papel de las universidades católicas en la formación de ciudadanos comprometidos con el bien común”
El Apóstol de los Andes se estrena hoy en Cuba. / Crédito: Difusión.
, Nov 1, 2025 / 11:17 am (CNA).
Este sábado 1 de noviembre, Solemnidad de Todos los Santos, se estrena en Cuba el documental histórico El Apóstol de los Andes sobre el siervo de Dios Federico Kaiser, primer obispo de Caravelí en el sur peruano y fundador de las Misioneras de Jesús Verbo y Víctima, congregación que evangeliza en lugares recónditos de Latinoamérica.
Mons. Józef A. Dąbrowski, Obispo electo de Hamilton en Canadá. / Crédito: Diocese of Charlottetown.
, Nov 1, 2025 / 10:07 am (CNA).
El Papa León XIV nombró como nuevo Obispo de Hamilton (Canadá) a Mons. Józef A. Dąbrowski, CSMA, quien era hasta ahora Obispo de Charlottetown. El prelado sucede a Mons. David Douglas Crosby (76), OMI, cuya renuncia ha sido aceptada por haber superado la edad de jubilación de los obispos, 75 años.
En un mensaje leído ayer, 31 de octubre, por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, en Nursia, durante la misa de dedicación y reapertura al culto del templo de la ciudad umbra tras el terremoto de 2016, el Papa León XIV comparte la alegría por un acontecimiento esperado y sentido en todo el mundo. En la homilía, el arzobispo de Spoleto-Norcia, Renato Boccardo, recuerda la «solidaridad benedictina» como antídoto contra la fragilidad del continente europeo.
Antes de rezar la oración del Ángelus en la plaza de San Pedro, el Pontífice recordó la "gran fiesta" a la que está destinada la humanidad, en contraste con los "dramas que la familia humana está sufriendo a causa de las injusticias y de las guerras". Dirigió su saludo a la delegación de la Iglesia de Inglaterra, llegada a Roma para la proclamación de San John Henry Newman como Doctor de la Iglesia y a los participantes en la "Carrera de los Santos".
El Papa León XIV pronuncia su homilía en la Misa de la Solemnidad de Todos los Santos este 1 de noviembre. / Crédito: Vatican Media
, Nov 1, 2025 / 05:31 am (CNA).
El Papa León XIV pronunció la siguiente homilía en la Misa de la Solemnidad de Todos los Santos este 1 de noviembre en el Vaticano, en la que declaró Doctor de la Iglesia a San John Henry Newman.
En la solemnidad de Todos los Santos, hoy 1 de noviembre, el Papa León XIV presidió la Santa Misa en la plaza de San Pedro con motivo del Jubileo del Mundo Educativo y proclamó a San John Henry Newman como Doctor de la Iglesia. El Pontífice subrayó que en el centro de los itinerarios educativos deben estar personas de carne y hueso, especialmente aquellas que parecen no producir, según los parámetros de una economía que excluye y mata.
El Papa León XIV y una imagen de San John Henry Newman este sábado 1 de noviembre, en la Misa en la que el famoso converso del anglicanismo fue declarado Doctor de la Iglesia en el Vaticano. / Crédito: Daniel Ibáñez / EWTN
, Nov 1, 2025 / 04:57 am (CNA).
El Papa León XIV declaró Doctor de la Iglesia a San John Henry Newman, una de las figuras más destacadas de la Iglesia Católica en Gran Bretaña y un teólogo brillante, además de converso del anglicanismo, uno de los más influyentes de los últimos siglos.
Yo, Juan, vi a un ángel que venía del oriente. Traía consigo el sello del Dios vivo y gritaba con voz poderosa a los cuatro ángeles encargados de hacer daño a la tierra y al mar. Les dijo: "¡No hagan daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que terminemos de marcar con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios!" Y pude oír el número de los que habían sido marcados: eran ciento cuarenta y cuatro mil, procedentes de todas las tribus de Israel.
Vi luego una muchedumbre tan grande, que nadie podía contarla. Eran individuos de todas las naciones y razas, de todos los pueblos y lenguas. Todos estaban de pie, delante del trono y del Cordero; iban vestidos con una túnica blanca; llevaban palmas en las manos y exclamaban con voz poderosa: "La salvación viene de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero".
Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, cayeron rostro en tierra delante del trono y adoraron a Dios, diciendo: "Amén. La alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fuerza, se le deben para siempre a nuestro Dios".
Entonces uno de los ancianos me preguntó: "¿Quiénes son y de dónde han venido los que llevan la túnica blanca?" Yo le respondí: "Señor mío, tú eres quien lo sabe". Entonces él me dijo: "Son los que han pasado por la gran persecución y han lavado y blanqueado su túnica con la sangre del Cordero".
Salmo Responsorial Salmo 23, 1-2. 3-4ab. 5-6
R. (cf 6) Esta es la clase de hombres que te buscan, Señor.
Del Señor es la tierra y lo que ella tiene,
el orbe todo y los que en él habitan,
pues él lo edificó sobre los mares
el fue quien lo asentó sobre los ríos.
R. Esta es la clase de hombres que te buscan, Señor.
¿Quién subirá hasta el monte del Señor?
¿Quién podrá estar en su recinto santo?
El de corazón limpio y manos puras
y que no jura en falso.
R. Esta es la clase de hombres que te buscan, Señor.
Ese obtendrá la bendición de Dios,
y Dios, su salvador, le hará justicia.
Esta es la clase de hombres que te buscan
y vienen ante ti, Dios de Jacob.
R. Esta es la clase de hombres que te buscan, Señor.
Segunda lectura 1 Juan 3, 1-3
Queridos hijos: Miren cuánto amor nos ha tenido el Padre, pues no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Si el mundo no nos reconoce, es porque tampoco lo ha reconocido a él.
Hermanos míos, ahora somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado cómo seremos al fin. Y ya sabemos que, cuando él se manifieste, vamos a ser semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Todo el que tenga puesta en Dios esta esperanza, se purifica a sí mismo para ser tan puro como él.
Aclamación antes del Evangelio Mateo 11, 28
R. Aleluya, aleluya.
Vengan a mí todos los que están fatigados
y agobiados por la carga,
y yo los aliviaré, dice el Señor.
R. Aleluya.
Evangelio Mateo 5, 1-12
En aquel tiempo, cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles, hablándoles así:
"Dichosos los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos los que lloran,
porque serán consolados.
Dichosos los sufridos,
porque heredarán la tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque serán saciados.
Dichosos los misericordiosos,
porque obtendrán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón,
porque verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz,
porque se les llamará hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos serán ustedes, cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos".
SANTO/QUIEN-ES: EL HOMBRE QUE DESCUBRE LA PERSONA EN MEDIO DE TODAS LAS COSAS, IDEAS, TRABAJOS, NEGOCIOS Y MAQUINAS: (/1Co/08/11) H/CENTRO CR/COMPROMISO COMPRENDE QUE EL AMOR RECIBIDO DE DIOS LE QUIERE METIDO EN PLENA VIDA CON LOS HOMBRES. El hombre y sobre todo el hombre contemporáneo, ve, ante todo, en torno a sí, cosas, ideas, negocios,
Los santos que la liturgia celebra en esta solemnidad no son sólo aquellos canonizados por la Iglesia y que se mencionan en nuestros calendarios. Son todos los salvados que forman la Jerusalén celeste. Hablando de los santos, San Bernardo decía: «No seamos perezosos en imitar a quienes estamos felices de celebrar». Es por lo tanto
Un día como hoy hace 73 años, el 1 de noviembre de 1950, el venerable Papa Pío XII vio en el Vaticano un fenómeno similar al “milagro del sol” ocurrido el 13 de octubre de 1917 en Fátima, Portugal.
null / Solemnidad de Todos los Santos, 1 de noviembre / ACI Prensa
, Nov 1, 2025 / 00:01 am (CNA).
Cada 1 de noviembre la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de Todos los Santos, de todos sin excepción: tanto los reconocidos oficialmente como los anónimos.
Postes de luz caídos mientras un hombre recorre en bicicleta el barrio devastado de North Street tras el paso del huracán Melissa, en Black River, Jamaica, el 29 de octubre de 2025. / Crédito: Ricardo Makyn / Getty.
, Oct 31, 2025 / 21:24 pm (CNA).
El arzobispo Timothy P. Broglio, presidente del episcopado de EE.UU., pidió esta semana “oración y acción” mientras el huracán Melissa devastaba la región del Caribe. Broglio instó a los católicos, en una declaración del 29 de octubre, a orar y apoyar a las personas y comunidades afectadas por la tormenta de categoría 5.
El Papa León XIV en la audiencia general que presidió en el Vaticano el 25 de octubre. / Crédito: Daniel Ibáñez / EWTN News.
, Oct 31, 2025 / 19:36 pm (CNA).
El Vaticano presentó este viernes el tema de la 100° Jornada Mundial de las Misiones, a celebrarse el 18 de octubre de 2026: “Uno en Cristo, unidos en la misión”.
Edición anterior del ENED / Crédito: Cortesía ENED
, Oct 31, 2025 / 18:07 pm (CNA).
Los misioneros del mundo digital en Argentina se preparan para vivir la tercera edición del Encuentro Nacional de Evangelizadores Digitales (ENED), que se llevará a cabo del 21 al 23 de noviembre en el Seminario Metropolitano de Buenos Aires.
P. Ernesto Baltazar Hernández Vilchis. / Captura de pantalla de un video de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe
, Oct 31, 2025 / 17:48 pm (CNA).
La Diócesis de Cuautitlán, ubicada en el Estado de México, informó que el P. Ernesto Baltazar Hernández Vilchis, de 43 años, “se encuentra en situación de persona desaparecida” desde el 27 de octubre.
Desde épocas muy remotas el hombre ha necesitado de leyes. Es de todos conocido que la relación entre el hombre y la ley es tan antigua como la misma sociedad. Y es que las leyes nacen de la necesidad de regular la convivencia y evitar el abuso de unos cuantos. A lo largo de las épocas remotas, esta relación ha evolucionado desde costumbres primitivas y mandatos divinos hasta los sistemas legales codificados de la antigüedad. La ley marca el camino recto, por eso la senda que señala es un camino de libertad, porque conduce al bien. Es al mismo tiempo un aviso de peligro para la libertad egoísta de que puede acabar en un fracaso. En el Evangelio de hoy (Lc 14,1-6), Jesús cuestiona un aspecto importante de «La Ley»: La fidelidad a la ley no está en una observancia rígida o en la letra muerta, sino en el amor que guía nuestras acciones. Curar en sábado, a pesar de las leyes que regían en aquel entonces, no es una transgresión, sino una manifestación de la justicia y misericordia que debe estar en el centro de la ley.
Jesús nos hace ver que la ley más importante y de la que derivan todas es la ley eterna o ley divina, que se puede definir como: «El plan de la divina Sabiduría en cuanto señala una dirección a toda acción». El Concilio Vaticano II dice de la ley eterna: «La norma objetiva de la vida humana es la misma ley eterna, objetiva y universal, por medio de la cual Dios en su designio de sabiduría y amor, ordena, dirige y gobierna el universo y los caminos de la sociedad humana» (DH, 3). Esta ley, que está por encima de todas las demás es inmutable, no puede cambiar, porque viene de Dios que es el «Inmutable». No depende para nada de los cambios que puedan provocar los hombres. Es suprema porque está sobre los legisladores humanos, de tal manera que toda ley humana que vaya contra ella será injusta, falsa y engañará a los hombres. Por último, esta ley es universal, porque afecta a todos los seres creados sin excepción. Así que el camino para ser fieles a Dios, de acuerdo a la «La Ley» pasa por un amor que integra, discerniendo cuándo y cómo actuar con compasión, siguiendo el ejemplo mismo de Jesús.
La cosa es que nosotros muchas veces, como los fariseos, somos «convenencieros u oportunistas». Si nos conviene defendemos que hay que actuar de acuerdo a la ley natural, esta que está por encima de todo, pero si eso no nos conviene, entonces creamos leyes humanas buscando el interés propio y el beneficio personal queriendo ganar ventajas o un resultado práctico y beneficioso sin importar la ética. Los fariseos actuaban así, se adherían estrictamente a la «letra de la ley» solo cuando les beneficiaba o para evitar castigos, ignorando por completo el «espíritu» o el propósito ético de la norma basada en la ley natural. Ojalá que meditando este pequeño párrafo del Evangelio pidamos al Señor la capacidad e aplicar toda ley con el criterio de la caridad y de la justicia que Dios quiere. No podemos ni debemos ser excesivamente cuadriculados ni totalmente desentendidos para hacer lo que nos apetezca perjudicando a los demás. La caridad es la Ley suprema, y es la caridad la que nos dirá en cada momento lo que Dios espera de nosotros. Que María, que comprendió muy bien lo que esto significa, nos ayude. ¡Bendecido viernes!
Misa de Mons. Francisco Moreno Barrón en la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe. / Crédito: Arquidiócesis de Tijuana
, Oct 31, 2025 / 17:03 pm (CNA).
Amigos, familiares y fieles se reunieron para despedir a Monseñor Francisco Moreno Barrón, Arzobispo de Tijuana (México), quien falleció el domingo 26 de octubre tras enfrentar durante tres años un cáncer de pulmón.
Imagen referencial de agricultor de maíz. / Crédito: Frank Meriño / Canva
, Oct 31, 2025 / 16:20 pm (CNA).
Ante las manifestaciones de productores de maíz en México que exigen mejores precios, la Iglesia Católica llamó a las autoridades a brindar soluciones justas y sostenibles, subrayando que no trata de “un capricho, sino una demanda legítima”.
En la Sala San Pío X, en Roma, tuvo lugar un diálogo entre el autor del volumen Cabeza, corazón y manos, publicado por la Librería Editora Vaticana, y el prefecto del Dicasterio para la Cultura y la Educación. El encuentro, celebrado en los días del Jubileo del mundo educativo, reflexionó sobre los protagonistas y el sentido mismo de la acción formativa.
Una escultura de Dios Padre. / Crédito: NoName_13 / Pixabay.
, Oct 31, 2025 / 15:01 pm (CNA).
El Arzobispo de Arequipa (Perú), Mons. Javier del Río Alba, afirmó que celebrar a Todos los Santos el 1 de noviembre y a los fieles difuntos el 2 de noviembre, invita a recordar que Dios es más fuerte que la muerte y que todos hemos sido creados para el Cielo.
La Unión Europea ha autorizado el primer fondo europeo que invierte explícitamente en armas a concentrarse exclusivamente en empresas del sector de la defensa. Andrea Baranes, analista de la Fundación Finanzas Éticas, lanza un llamado a los inversores: “Hay que informarse; la palabra más importante es transparencia”.